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El mundo de hoy nos presenta nuevos emprendimientos a casi cada instante: marcas y proyectos de negocios en las distintas industrias del mercado se lanzan a diario.

Y lo que distingue a los negocios exitosos de los demás es la capacidad de aumentar su competitividad empresarial de manera sostenida y sistemática.

 

¿Qué es la competitividad empresarial?

 

La competitividad empresarial es la capacidad que tienen las organizaciones de generar, mejorar o mantener su crecimiento y desarrollo dentro de un entorno socioeconómico específico. También comprende aspectos como la capacidad para fabricar productos, brindar servicios con mayor calidad, tener mejor desempeño en los costos y eficiencia en sus actividades.

 

En general, es una de las características deseables en un negocio con el fin de que no solo perdure por un momento o se mantenga en los tiempos críticos, sino que crezca y se prolongue por más tiempo.

 

La importancia de la competitividad empresarial

 

La competitividad empresarial permitirá a una empresa mantenerse en pie y alcanzar los objetivos que se proponga. La competitividad empresarial es, por decirlo de un modo, la capacidad de subsistencia de una empresa y por ello también es la base de cualquier desarrollo o crecimiento en un negocio.

 

Una competitividad empresarial bien desarrollada es pieza clave para implementar estrategias y campañas efectivas, así como para alcanzar las metas de crecimiento que se plantean. Además de que sienta las bases para continuar con un buen desarrollo, la competitividad empresarial puede considerarse como un índice que nos deja medir la salud o enfermedad de un negocio y con ello conocer la rentabilidad del mismo.

 

Los 8 factores de la competitividad empresarial

 

 

1. Capacidad directiva.

 

Tiene que ver con las aptitudes de liderazgo y dirección que posee el director o el comité directivo, así como los líderes de cada área. Si este factor presenta carencias o problemas con la asignación de los roles, en el caso de los comités directivos, las condiciones no serán estables ni propicias para un desarrollo de la empresa.

 

2. Diferenciación en los roles de producción o prestación de servicio.

 

Este factor está relacionado con las categorías de organización y del servicio al cliente. Es un elemento importante porque una buena distinción de los cargos y responsabilidades es esencial para obtener y mantener una productividad óptima.

Además ayudará a quienes se encargan de la selección de personal, porque conocerán los límites, alcances y talentos que cada cargo necesita.

 

3. Relación entre calidad y precio.

 

Este factor es fundamental cuando se trata de analizar la competitividad a nivel financiero. Una empresa que no tiene problemas con este factor conoce a la perfección los gastos, ganancias y riesgos que reporta la producción, distribución y comercialización de sus productos o servicios.

Si atiendes este elemento con el cuidado necesario, la supervivencia de la empresa será posible.

Hoy en día no se tiene solo en cuenta la calidad de la oferta comercial, sino el servicio que se le da al cliente en cada una de las interacciones. 

 

4. Recursos tecnológicos.

 

Las marcas que tienen una buena competitividad empresarial, al mismo tiempo que poseen tecnología de punta o estrategias de marketing actualizadas, son aquellas que tienen la capacidad de seleccionar los recursos tecnológicos necesarios de acuerdo con el alcance y recursos con los que cuentan.

 

5. Capacidad innovadora.

 

La capacidad innovadora es un factor importante porque puede tener repercusiones en todos los niveles de organización de una empresa. Aunque hay estrategias y maneras de organización que facilitan el desarrollo, crecimiento y prosperidad de los negocios, sin la capacidad innovadora una marca o empresa ve reducidas sus probabilidades de subsistir, sobre todo en las épocas de crisis.

 

6. Recursos comerciales.

 

Este factor determina la competitividad empresarial en virtud de que da cuenta del capital económico de los negocios. Está relacionado con el elemento de relación precio-calidad y también dice mucho sobre la rentabilidad de una marca.

Si una empresa tiene problemas con este elemento, muchos de los otros factores pueden verse afectados porque los recursos comerciales determinan la infraestructura para producción, distribución y comercialización de los productos o servicios.

 

7. Capacidades del capital humano.

 

Dado que el talento humano es el que permite realizar las tareas clave y brindar las interacciones más sobresalientes con los clientes, también es fundamental para la competitividad. Determina gran parte del factor de calidad, ya sea que la empresa comercie un producto o servicio. 

 

8. Recursos financieros.

 

Este último factor es muy importante en la competitividad empresarial; sin él es imposible atender las necesidades de infraestructura, mantener un buen capital humano, o invertir en los recursos tecnológicos que requiere la empresa.

Aunque idealmente este factor debería tratar sobre los recursos con los que actualmente cuenta una empresa, también puede considerar las estrategias de financiamiento externo, como préstamos, siempre y cuando quienes se hagan cargo de este elemento conozcan la liquidez y capacidades económicas de la empresa para manejar este tipo de herramientas.

 

Los 3 tipos de competitividad empresarial.

 

La competitividad de una empresa puede dividirse en dos tipos principales: la competitividad estructural y la competitividad económica. Además de estas dos categorías, hay una tercera que posiciona la competitividad empresarial dentro de su entorno económico y se llama competitividad sistémica.

 

La competitividad estructural tiene que ver con la calidad del sistema o estructura de funcionamiento interno de una empresa. Si un negocio tiene buena competitividad estructural, su organización de roles, distribución de trabajo y modelo o engranaje funcionan de forma eficiente.

Una empresa que tenga problemas con la línea de producción, la asignación de roles, mala distribución de productos o una deficiente atención a clientes será un negocio con mala competitividad estructural y, por lo tanto, verá afectadas sus ventas, convenios e interacciones dentro del mercado.

 

La competitividad económica, en cambio, define la capacidad de una empresa para producir u ofrecer productos o servicios a un costo justo y sin pérdidas o riesgos para la permanencia del negocio. Una empresa competitiva económicamente es aquella que ofrece salarios justos a sus empleados, cumple con las ventas y distribuciones asignadas y no mantiene un balance negativo en su área económica. En resumidas cuentas, una empresa competitiva en lo económico es una empresa rentable.

 

Por su parte, la competitividad sistémica aborda la competitividad desde el nivel de las relaciones entre un conjunto de empresas y otros actores económicos. Es útil para conocer la situación de las empresas en interacción con los entornos en que se desarrollan.

 

4 tipos de indicadores para medir la competitividad empresarial.

 

Aunque te mencionamos varios factores complejos que determinan la competitividad de una empresa, al momento de realizar métricas y análisis de la competitividad, los indicadores que más se observan suelen ser más específicos. Todos ellos permiten analizar la calidad y estado de cada uno de los factores que son necesarios para una buena competitividad empresarial.

 

1. Indicadores de rentabilidad.

 

En primer lugar se encuentra la rentabilidad del negocio. Es necesaria pues señala el estado y funcionamiento de la organización que está utilizando una empresa. Cuando un negocio o marca reporta una baja rentabilidad, esta se asocia con la mala organización o administración inadecuada de recursos económicos o humanos.

 

2. Indicadores de rendimientos de ventas y exportaciones.

 

Los indicadores de rendimiento de ventas y exportaciones de la empresa se utilizan para analizar y determinar el crecimiento. Este estudio permitirá observar el crecimiento o mantenimiento de ventas de la empresa. Cuando se piensa en una marca de mediano o gran alcance, las exportaciones suelen ser un indicador más preciso de crecimiento, pero las ventas dentro del mercado regional y nacional también deben mantenerse bajo observación, ya que hablarán siempre del movimiento y evolución de la empresa dentro de cada entorno económico.

 

3. Indicadores de análisis de gestión.

 

Como tercer indicador encontramos el análisis de las gestiones que mejoran la productividad en los niveles de producción y comercialización. Este medidor es vital para generar cambios y llevar a tu empresa a un crecimiento real y duradero. Al analizarlo conocerás cuáles son las estrategias y acciones que son benéficas para tu empresa y también podrá indicarte cuáles son los cambios, decisiones o sistemas que no son efectivos para tu negocio.

 

4. Indicadores de cuota de mercado.

 

Finalmente se analiza la cuota de mercado o alcance que tiene la empresa a nivel regional o mundial, dependiendo del crecimiento y desarrollo que se tiene o se busca obtener. Esto tiene que ver con la cantidad de ventas reales que se concretan y también con qué tan estables se mantienen los números de exportaciones y ventas a distribuidores. Este tipo de indicador muestra el alcance real de una empresa en los distintos ambientes económicos en los que se desarrolla.

 

¿Pero, como puedo tener esos indicadores?

 

Es muy facil, existe una herramienta te ayuda a tener una mejor toma de decisiones para tu empresa, porque facilita el control del ciclo de compra-venta, tener inventarios a detalle y gestionar reportes administrativos, financieros y de ventas, además de cumplir con las disposiciones fiscales.